Cuando la persona se deja envolver por la tristeza, el dolor y el sufrimiento, afianza ese malestar con los pensamientos constantes: "¿por qué a mí? No es justo, no lo merezco, no debió hacerme esto, será que no he aprendido todavía, debe haber patrones muy negativos en mi mente, debo tener algo malo para atraer esto, será que no me toca en esta vida la felicidad"... todos estos pensamientos lo que hacen es meter a la persona en la situación, pero no la experimenta realmente, no la experimenta porque no la acepta, por miedo a que se quede para siempre, y al no aceptarla y experimentarla, se prolonga.
Tomarse las cosas tan en serio es darle más fuerza. Tampoco te tomes tan en serio a ti mismo; no te des tanta importancia, ya que le estás dando demasiado importancia a tu yo: ese yo que tiene miedo a perder, a estar solo, a sentirse fracasado, a ser abandonado, y que por eso se somete.
Tú eres más que eso. Mejor di: sí, me estoy sintiendo mal, lo acepto. Acepto que puedo hacer algo, y lo primero es aceptarlo, para luego ver mis potencialidades, pedir ayuda, abrirme a recibirla y saber que esto es pasajero. Ríete... mueve los hombros como si dijeras "no me importa", mueve la cabeza y sacude los pensamientos que no te sirven, imagínate que avanzas, avanzas, avanzas... y así es, y así será.
Feliz Domingo
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