martes, 7 de agosto de 2012

El Quejón Profesional

Uno puede levantarse en la mañana sintiéndose como una víctima, quejándose de todo, pero si procuras llevar la cuenta de cuánto se queja y descubre que es demasiado, lo que aplica es reflexionar sobre por qué lo está haciendo y qué ha probado para manejarlo.

 Uno diría que es una queja sana que a uno le duela la barriga un día y quiera que lo consientan. El problema está cuando ya le has dado el número de un gastroenterólogo tres veces porque no se le ha quitado y aun así prefiera quejarse que ir.

 Lo que no debe pasar es que estemos en la búsqueda constante de un auditorio que valide sus lamentos, o que atribuya el control de sí mismo sólo al cambio en terceros o a condiciones externas.

El detalle es que así como hay `quejones profesionales’, muchas veces también hay `rescatadores profesionales’ que no los dejan hacerse cargo.
Por eso es importante revisarse, porque quien trata de cambiar el mundo sin evaluar qué puede cambiar primero en sí mismo no avanzará nunca.
Feliz Domingo

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